El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas que se caracteriza por la presencia de crisis recurrentes de tos, dificultad para respirar y sibilancias.
Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama y se constriñe, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones.
Complicaciones:
Tos persistente
Disminución de la capacidad pulmonar
Insomnio
Fatiga diurna
Disminución de actividad y productividad
Factores que disminuyen el riesgo:
Evitar el tabaquismo
Mantener los lugares libres de polvo
Evitar alfombras
Evitar el contacto con los animales
Evitar cambios bruscos de temperatura
Cómo manejar el asma en el hogar
Para ayudar a mantener el asma bajo control, usted puede:
Buscar grupos de capacitación o respaldo. Preguntar a su médico sobre los grupos de capacitación o respaldo en relación al asma para mantener controlada la enfermedad.
Informarse para que pueda comprender el propósito de los medicamentos, cómo previenen los síntomas, cómo reconocer en forma temprana las crisis asmáticas y cuándo procurar atención médica.
Monitorear su flujo de aire. Como parte de su plan de acción para el asma, su médico podrá mostrarle cómo controlar su asma mediante un medidor del flujo máximo. Llevar un registro de esos valores. Puede comparar sus valores a lo largo del tiempo para asegurarse de que el asma está controlada. Un valor bajo puede alertarlo sobre una crisis asmática incluso antes de que tenga síntomas.
Anotar los problemas que tenga con el asma y llevar el registro a su visita al médico.
Consulte a su médico si tiene alguna pregunta.
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